Sentada en la falda de su gran y oscura acompañante,
Ella pensaba...
Su mente se retorcía, No hay salida.
Pequeños y fuertes intervalos producen sus pasos en el pavimento de su averno interno.
No hay donde esconderse, no hay salida.
Lluvia torrencial de sus ojos sangra,
El cuadro se vuelve monocromático y el tiempo se detiene.
Débiles los movimientos que ella nunca ejerció.
Todo está en su mente.
No hay salida.