skip to main |
skip to sidebar
Estallidos policromáticos sobre mi cabeza, derriten mis ojos con lluvias de estrellas.
Silvidos y aces de luz, efímero como la cumbre de las emociones.
Que triste se ve... Un globo deshaciendose en sus propias llamas, eliminando todo rastro de que haya existido...
Consumido en su último destello...
Feliz año Nuevo! Feliz Nueva existencia!
Ya estábamos fuera de peligro.
Casi nos habíamos quedado sin aliento, la huida no fue fácil...
Paramos en un hotel de mala muerte, lo más clandestino que pudimos encontrar... Nadie preguntaría allí.
La habitación era bastante precaria, cuatro paredes, bastante
agrietadas de hecho..., goteras, rajas en el techo, por suerte habían
cambiado las sábanas de la estrecha cama...
Nos relajamos un poco... Te quitaste adolorido la chaqueta,
- Dejame ver - se desprendió un susurro de mi boca.
Estabas más callado de lo normal, eso me preocupó. Te observé fijamente, no me perdí ni undetalle de ti...
- Por suerte la bala sólo te rozó el hombro.
- Duele de todas formas. - El dolor te hacia reaccionar agrio.
- Cuántas veces tengo que decirte que tengas más cuidado? Casi te matan, idiota- el sólo pensarlo me estremecía...
- Ya, no necesito sermones.
- Quedate quieto, te va a arder. - ¿Cómo dejamos qué esto sucediera?
Derramé alcohol en tu espalda, te limpié la herida
y te vendé. No nos quedaba más que descansar un par de horas, no
podíamos quedarnos mucho, pero estábamos exhaustos.
Sin embargo, estábamos demasiado tensos, demasiada adrenalina... podía casi escuchar tus estrepitosos y agitados latidos...
La cama era demasiado estrecha para ambos... Yo... Nunca supe con exactitud que me provocabas...
El mínimo roce de tu cuerpo contra el mío me
encendía, pero... no sabía como reaccionarías si yo... simplemente me
acercara a tu cuello... y empezara a besarte...
Cuando me di cuenta, mis impulsos me habían ganado...
Ya lo estaba haciendo.
Tu reacción fue un poco tardía, tosca, pero se notaba que te habías reprimido tanto como yo.
Nuestras bocas no se despegaban mientras nos quitábamos la ropa, tus
dedos se hundían en mi piel como si quisieran atravesarme.
Llenaste
tus manos con mi pecho... adoraba tu expresión. La lluvia no corría por
nuestras pieles, pero nuestro sudor y sangre la reemplazarían...
Sentía tu cuerpo encima del mío, nuestras lenguas cálidas, húmedas
se encontraban una y otra vez, estábamos en un trance tan profundo. Tus
dedos comenzaron a sentir la calidez de mi interior... te deleitabas
con cada suspiro provocado por tu movimientos.
El sudor..., el calor..,
sólo quería quedarme así... Nuestras miradas se cruzaron... No había
marcha atrás...
Sacaste tus dedos lentamente, comenzaste a deslizar suavemente tu
lengua por mi cuello, sabías que ese era mi punto debil. Bajaste hasta
mi pecho..., supuse que sólo tu podrías erizarme la piel así...
dibujaste la línea de mi abdomen con el exrtemo de tu lengua... y
seguiste bajando. Separaste mis piernas con pulso firme y me hundiste
en el place rmás profundo hasta dejarme casi sin consciencia...
Ninguno de los dos aguantaba más. Te sentí dentro
mío, tan húmedo, tan firme... Mis manos acariciaban lo sano de tu
espalda, como si pudieramos fusionarnos por un instante... Sentías
tanto placer que hasta te dieron impulsos de morderme, casi hiciste que
sangrara... Agradecí mucho disfrutar del dolor. Era tanto lo que te
habías reprimido, que me llevaste al límite de mis condiciones
físicas...
Lo hicimos muchas veces más...
Habíamos entrado como a otra realidad paralela, no importaba nada ni nadie más que nosotros...
...Nuestro ritmo era lento, firme, coordinado. Nuestra piel era una sola.
Estabamos llegando al éxtasis de la septima vez cuando oímos las
sirenas a unas cuantas calles. Apenas si tuvimos tiempo de
recuperarnos.
Ellos ya se encontraban en la acera del edificio. Para nuestra
suerte la ventana de la habitación que no tenía vidrios daba a un
callejón.
Te aferraste al botín, ese pequeño bolso que sería nuestro billete de
oro a la vida cómoda. solíamos hacer trabajos menos arriesgados, pero
este trato no podíamos dejarlo pasar...
En los cuatro años de
compañeros de negocios que compartimos nunca tuvimos una propuesta
así...
Estabas a punto de saltar cuando lo recordé. Corrí
hacía el otro lado de la habitación la tomé, no podía dejarla ahí.
Era lo que más te representaba.
- ¡Dejala! ¡Es una perdida de
tiempo!- La desesperación y la luz roja del cartel del hotel que
llegaba desde afuera, le daba a tu rosotro un gesto especial...
Estaban atracando la puerta mientras corría hacía ti otra vez.
Escuchamos los gritos y las maldiciones desde el callejón.
Como pudimos, corrimos bajo la estrellada y fría noche, en busca de algún otro lugar seguro por el momento....
***
Todavía estabas algo molesto porque había vuelto
por tu chaqueta, me había arriesgado por algo innecesario, pero... Era
TU chaqueta.
- Jack...
Ni me
miraste.
Aún así yo te entendía, teníamos que estar así hasta entregar
el condenado bolso. Faltaban 47 horas para eso... De no ser por la ridícula paga en metálico que nos ofrecieron jamás nos hubiésemos arriesgado así.
Encontramos una casa abandonada en un suburbio cerca del hotel, no era lo mejor, pero no teníamos otra opción...
Me
pareció ver que alguien nos observaba desde la oscuridad, pero con el
agotamiento que tenía lo pasé por alto... Por lo que ví, tampoco lo
habías notado. Seguí el camino que dejaban tus huellas hasta el
interior de la casa. Se notaba el abandono en cada rincón. Dejaste el
bolso a un costado y te atreviste a mirarme. Tu rostro tenso se fue
relajando, me miraste casi con tristeza.
- Perdón... Demasiada rudeza con mi princesa de cristal..- casi con tenura.
Comenzaste
a acercarte, casi podía verse la fogosidad que tu cuerpo emanaba,
sospeché que era por los nervios, necesitabas descargarte... Fue allí
cuando escuche un par de ruidos fuera de la casa.
Quedé en shock por unos segundos, cuando noté que no habías escuchado nada.
Fuiste directo a mi cuello, pero yo estaba bloqueda... Había alguien ahí.
-Jack, no es momento. Creo que hay alguien...
Casi
no hiciste caso de lo que te decía, tus manos suaves se deslizaban
como catarata de pasión sobre mi, fue difícil quitarte de encima.Yo no
quería quitarte...
Cuando ví tu rostro supe que algo andaba mal. Tus ojos lleos de ira asustaban, no parecías la misma persona.
- Ya no me deseas, eso es lo que pasa. Me sedujiste para quedarte con la recompensa... ¿¡No es verdad!?
Por un segundo olvidé a la otra persona que nos acechaba.
- No, Jack.. yo--
-Crystal, Esto se terminó. Me voy -
Toda ese aura de pasión en ese momento sólo era ira e impulsividad...
De un movimiento brusco me diste la espalda y fuiste a por el maldito bolso que nos había puesto en esta situación.
- ¿Pero qué estas diciendo? ¿¿Vas a dar la espalda todo lo que sacrifiqué por esto?? ¡No te vas a ir sin mi!
Agarré tu brazo como me fue posible, tu expresión... daba miedo...
Forcejeamos unos momentos hasta que tus movimientos empezaron a cambiar de objetivo...
Con una agilidad que no parecías tener te quitaste el botín, y con
una fuerza que creí que jamás me alcanzaría, me impactaste el rostro.
Ya en el suelo me tomáste las dos manos y las pusiste a los costados
de mi cabeza, ya no podía ver el color de tu alma...
Sentí gotitas cálidas repiquetear lentamente sore mi cuerpo ya
cansado, la herida de tu espalda se había abierto, pero parecías no
sentirlo.
- Basta..- LLegué a susurrar con los ojos humedecidos... No eras la persona que conocí.
Me arrancaste la ropa que me cubría, no importaba la fuerza que hiciera
siempre respondías aún más duro... Te quitaste el arma que tenías es
en pantalón y la dejaste lejos de mi alcance....
Estabas ya dentro mío cuando sentiste la silueta que estaba tomando
la maldición encarnada en forma de bolso. Tomaste el arma que habías
apartado de mi. Esa fue mi única oportunidad para quitarte de encima.
Fue una mala elección...
Todo pasó tan rápido... El disparo pareció hacer eco durante mil eternidades.
Lo que creí que fue un vagabundo escapó con el bolso y tu rostro se crispó, empecé a escupir sangre...
-Nononono - Parecías haber perdido todo rastro de cordura, Ya era tarde para mi...
- Jack..., dos contra el mundo sin importar nada... No lo olvides...- Te sonreí.
Empezaste a llorar, no dejabas de ver tus manos ensangrentadas y a mi.
Alguien debió de haber oído el disparo ya que otra vez se escucharon
sirenas
- Jack.. te a..- Nunca pude terminar esa frase...
Sólo por esta noche... la lluvia no corría por nuestras pieles, pero nuestro sudor y sangre la reemplazarían.
Jack:
http://ambitious-hunter.blogspot.com.ar/2012/12/a-t-r-c-o.html