- Si me permite usted, mis ladies. Quiero contarle algo sobre una memoria perdida, una suya.- Dijo perspicaz el personaje.
Con gestos gatunos, esperó la respuesta de las señoritas, que era una sola.
- Sólo si quemo mi mente y creo esta muerta.- contestó una por las dos.
- Todo comenzó en el primer mes de Aries, un día inestable, como vos, mis ladies. Las jaulas de los presidiarios salvajes, los jardines de la consciencia y la Biblioteca Milenaria estaban repletas de visitantes, en especial esta última, ya que era el día de su nombre. Allí conocisteis al Lord de Castomere. Él quedó un poco aturdido, el efecto de tu aura de nivel 17, habilidad pasiva de vuestra especie, más algunas skills adquiridas hizo efecto en quien creías digno de confiar. Pero el gatoleón, es decir vos, no
quería amar. De hecho una parte de vuestra ya lo hacía, pero el escritor fue muy cruel vos, mis ladies. Una de vosotras se cansó, imaginaos cual... En fin, en ese preciso momento decidisteis tomar las riendas del carrusel. Nadie iba a tratarte así. La otra, la que amaba a Aaron Noth, sólo podía mirar... y llorar.- Con desaliento miró a la que aparentaba ser gélida.
- ¿Y qué sucedió? - Alexxia preguntó preocupada, algo le había empezado a doler, no sabía que.
- El Gatoleón se enamoró falsamente. Corto tiempo después, el Lord recordó que tenía asuntos pendientes con una jugadora compulsiva, dueña de 54 frías cartas plastificadas. Él joven Lord cometió el pecado de romperle el mundo a una criatura mítica nacida de las flores de cerezo creado por el amor de Aaron Noth.- concluyó el gatuno personaje.
- Mi Aron Noth... ¿Por qué? No debiste decirme eso...- Susurró con dolor la Reina, como si nadie más estuviera allí.
- Deberíais dejarlo atrás- dijo la criatura. Les dedicó un guiño con una sonrisa, del cual se desprendió una lágrima que no concordaba con su expresión.
Esa fue una despedida.
- Estoy tomándolo con calma... Dejando que todo fluya, alimentando mi llama. En el momento y el lugar menos esperados, de repente jugaré mi az de tu propia baraja...- Pudo haberlo dicho cualquiera de las tantas chicas que conformaban la misma persona, pero sólo Alexxia tenia la decisión grabada en su mirada. El mensaje sólo podía ser para un espeluznante clon suyo o para una jugadora de poker (más bien para el Lord que sirve) o aún peor, para sí misma.
***
- ¡Desde el comienzo he dicho! - El saltimbanqui bajo la luz de un reflector gritó. Actores revoloteaban por doquier.
- ¡Señoras y señores! ¡Billetes y sapos! He aquí... "La tragedia di Carlo"- Todo se volvió oscuro, la luz se apagó.
***
Un eco de una conocida vos comenzó a susurrar, sabía que no necesitaba gritar. De todos modos, sabía que tenía razón... y que sus palabras en los huesos se iban a colar.
- Todo comenzó en el segundo mes de piscis. Sólo una excusa las llevo a vosotras a ese cálido departamento. "El conejo blanco ha llamado a su puerta" le dijisteis, ¿lo recuerdas ahora? - Por su mirada parecía sentir pena. - La sobria pero acogedora casa del escritor... La verdad es que lo extrañabas, como las golondrinas al verano...
>> Sufriste, sufriste mucho. Una de las dos dijo inaudiblemente "Stop. It's enough".
La voz se esfumo, como el humo de un cigarrillo recién apagado.