domingo, 28 de octubre de 2012

La Tragedia Di Carlo - Parte II




- Si me permite usted, mis ladies. Quiero contarle algo sobre una memoria perdida, una suya.- Dijo perspicaz el personaje. 
Con gestos gatunos, esperó la respuesta de las señoritas, que era una sola.
- Sólo si quemo mi mente y creo esta muerta.- contestó una por las dos.
- Todo comenzó en el primer mes de Aries, un día inestable, como vos, mis ladies. Las jaulas de los presidiarios salvajes, los  jardines de la consciencia y la Biblioteca Milenaria estaban repletas de visitantes, en especial esta última, ya que era el día  de su nombre. Allí conocisteis al Lord de Castomere. Él quedó un poco aturdido, el efecto de tu aura de nivel 17, habilidad pasiva de vuestra especie, más algunas skills adquiridas hizo efecto en quien creías digno de confiar. Pero el gatoleón, es decir vos, no 
quería amar. De hecho una parte de vuestra ya lo hacía, pero el escritor fue muy cruel vos, mis ladies. Una de vosotras se cansó,  imaginaos cual... En fin, en ese preciso momento decidisteis tomar las riendas del carrusel. Nadie iba a tratarte así. La otra, la que amaba a Aaron Noth, sólo podía mirar... y llorar.- Con desaliento miró a la que aparentaba ser gélida.
- ¿Y qué sucedió? - Alexxia preguntó preocupada, algo le había empezado a doler, no sabía que.
- El Gatoleón se enamoró falsamente. Corto tiempo después, el Lord recordó que tenía asuntos pendientes con una jugadora compulsiva, dueña de 54 frías cartas plastificadas. Él joven Lord cometió el pecado de romperle el mundo a una criatura mítica nacida de las flores de cerezo creado por el amor de Aaron Noth.- concluyó el gatuno personaje.
- Mi Aron Noth... ¿Por qué? No debiste decirme eso...- Susurró con dolor la Reina, como si nadie más estuviera allí.
- Deberíais dejarlo atrás- dijo la criatura. Les dedicó un guiño con una sonrisa, del cual se desprendió una lágrima que no concordaba con su expresión.
Esa fue una despedida.
- Estoy tomándolo con calma... Dejando que todo fluya, alimentando mi llama. En el momento y el lugar menos esperados, de repente jugaré mi az de tu propia baraja...- Pudo haberlo dicho cualquiera de las tantas chicas que conformaban la misma persona, pero sólo Alexxia  tenia la decisión grabada en su mirada. El mensaje sólo podía ser para un espeluznante clon suyo o para una jugadora de poker (más bien para el Lord que sirve) o aún peor, para sí misma.

***


- ¡Desde el comienzo he dicho! - El saltimbanqui bajo la luz de un reflector gritó. Actores revoloteaban por doquier. 

- ¡Señoras y señores! ¡Billetes y sapos! He aquí... "La tragedia di Carlo"- Todo se volvió oscuro, la luz se apagó.

***


Un eco de una conocida vos comenzó a susurrar, sabía que no necesitaba gritar. De todos modos, sabía que tenía razón... y que sus  
palabras en los huesos se iban a colar.

- Todo comenzó en el segundo mes de piscis. Sólo una excusa las llevo a vosotras a ese cálido departamento. "El conejo blanco ha  llamado a su puerta" le dijisteis, ¿lo recuerdas ahora? - Por su mirada parecía sentir pena. - La sobria pero acogedora casa del  escritor... La verdad es que lo extrañabas, como las golondrinas al verano...
>> Sufriste, sufriste mucho. Una de las dos dijo inaudiblemente "Stop. It's enough".
La voz se esfumo, como el humo de un cigarrillo recién apagado.

lunes, 22 de octubre de 2012

La tragedia Di Carlo - Parte I




- ¿Y quién eres tú..? Que debo reverenciarte tan profundamente....- El orgulloso hombre dijo.
- Sólo tu peor pesadilla- con intensos ojos amenazó su interlocutor.
- Sólo un gato con diferentes cadenas, es toda la verdad que reconozco- Dijo imponente el Lord.
- Cadenas doradas o cadenas rojas, un Gatoleón sigue teniendo garras-.

- Y las mías son tan largas y afiladas como las tuyas, mi señora-.

Así habló el Lord de Castomere.
Pero ahora la lluvia rompe su corazón sin nadie que lo oiga crujir.

***

Un terrible error se cometió. Una vez calientes, el peso rompió tus brazos y los de los otros.
¿Cómo habrías de saber que yo podía quitar el dolor de la guerra?
Si me lo permites, las flechas cauterizaran las heridas y clavaré mis dedos en tu sangre para poder llorar de una vez.

Mis pasos van al compás de Comptine D'un Autre Été, y mi mis lágrimas también. 
¿Por qué? 
¿Por qué bebes vino de verano?
¿Por qué miras la nada como un todo?
O quizá la nada soy yo...

***

Con movimientos delicados deslizo rápida y vertiginosamente mis pies al cielo del Jardín Bótanico donde de repente me curaste.
Sólo que ahora estoy en la terraza donde quisiste deshacer lo hecho (& so do I now). "No quiero pasarme de la raya con el cariño", ¿Estás loco? Lo hiciste anoche...
La luz crepuscular me llevo a la dimensión donde nada importaba, donde los relojes adornaban el espacio flotando desarmados al igual que mi propio tiempo.
El tiempo que fue, es y será... fundidos en una fusión de hidromiel con notas dulces, melancólicas, y quizás, alcohólicas.
- ¿Qué has dicho? .. Ah, si... Yo también.-

***

El moho se colaba entre las grietas de las paredes, a nadie le importaba.
- ¡Me duele la visión!- gritó la botella.
- ¡A mi la voz!- Susurro la puerta de salida.
El día era grisáceo, silencioso, lastimoso, ensordecedoramente agónico, como el resto de los días.
El bar estaba repleto.
- Hola, ¿Qué tal?- dijo sensualmente la Reina de Corazones mientras entraba. Todos la miraron, más nadie respondió. Se sentó en la barra y pidió almas rojas con azúcar y amapolas ahogadas en una bota.
-Me hacéis querer morir- sin dirigirle la mirada, como hablandole a algún fantasma del pasado, le dijo la persona contigua a su asiento, Alexxia. 
- Y a mi me das nauseas - contesto la bella Reina a su otro yo, quien bebía Lirios del Valle en una botella de perfume.
-¿Dónde está la niña de la primavera?- Susurro la misma mujer, la "uno".
- She's dead- Contesto la numero "dos".
Sin expresión.
Las demás criaturas hablaban de sus vidas, a nadie le importaba.
pasaron años desde la ultima vez que se escuchó esa canción en el bar... "Mad World"...
♫ Lo encuentro difícil de decir, lo encuentro difícil de tomar... ♫
Alguien miró a las dos chicas, o a la misma persona.
-Es como si no quisieras ser su esclava... ¡Qué te ha sucedido'-.
- Es que mi único error fue el no decepcionarlo. No a él, al otro. Supongo que no necesito ser salvada.-Al unisono dijeron. 
....

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